martes, 17 de septiembre de 2013

TODAVIA SE MATA EN NOMBRE DE DIOS

 
 
 
A lo largo de la historia, las religiones fueron la excusa para iniciar o continuar conflictos armados. Eso continúa hasta ahora con episodios violentos en Nigeria, Egipto, Sudán, Sri Lanka, Pakistán y otros países, donde se combate y se asesina en nombre de cada dios particular.
 
Necesitamos  reflexionar sobre la necesidad de que los gobiernos y las personas respeten la religión del prójimo, en especial de las minorías.
 
A pesar de esto, los conflictos entre las religiones siguen. Manuel Vázquez, practicante ecuatoriano del budismo. Explica que la filosofía budista promulga la armonía entre las distintas religiones porque esa unión es causa de felicidad para todos los seres.
 
“En ese sentido, la posición del budismo es muy clara, siempre que se genere tolerancia entre una religión y otra, será positivo para todos porque traerá felicidad”.
 
En su caso, como practicante laico, dice que no tiene problemas en una sociedad mayoritariamente cristiana porque no viste un hábito específico ni “promulga la palabra por todos lados”.
 
Agrega que no sufre ese tipo de problemas de intolerancia. Los únicos inconvenientes que ha registrado son con las personas más cercanas porque, al comienzo, les costaba entender que un occidental practicase una religión oriental que a veces hasta es etiquetada como ‘esoterismo’.
 
Para el teólogo ecuatoriano Lauret Fernández, la intolerancia religiosa cada vez se va superando para beneficio de la sociedad y de las iglesias; sin embargo, considera que todavía es preocupante el nivel de matanzas que existe en un mundo cuyos grandes líderes religiosos dan muestras de acercamiento y diálogo.
 
“Hay grandes intereses económicos en las potencias mundiales que están disfrazados por la defensa de valores éticos, sociales y religiosos y así justifican las agresiones a pueblos”.
 
Fernández dice que en Ecuador la idiosincrasia, al ser abierta y solidaria, se pone por encima de los fundamentalismos religiosos. “Es abierta cuando no tiene la manipulación de los líderes religiosos; cuando llegan pastores un poco fanatizados, la armonía se rompe. Creo que deberíamos seguir el consejo que Jesús nos dio: ‘Que todos seamos uno, como su Padre y Él son uno”.
 
Francisco Guayasamín pertenece a la iglesia El Adviento en Quito, cuya premisa es la inclusión.
A las misas de los domingos no solo acuden fieles de diferentes religiones sino miembros de la comunidad GLBTI (gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, intersexuales). Él está convencido de que Jesús, cuando impartió su palabra, no fue discriminatorio y lo que hace la iglesia es seguir ese ejemplo. Si Jesús predicó para los gentiles, ante el escándalo de los levitas, ¿quiénes somos para rechazar a los que son diferentes?
 
“El amor y el respeto deben ser las bases de los seres humanos, sin importar la religión”, enfatiza y agrega que debemos enfocarnos en las similitudes entre las creencias y no en las diferencias.
“En todas las religiones existe la regla de oro que, de diferentes maneras, lo que propone es amar a los otros como a uno mismo, no hacer al otro lo que no te gustaría que te hagan”.
 
Por ejemplo, los seguidores del Islam, que son estigmatizados como violentos por las acciones de grupos terroristas extremistas, tienen en el Corán, su libro sagrado, un llamado a la paz y a la tolerancia: “Vosotros tenéis vuestra religión y yo tengo la mía”.
 
Guayasamín reconoce que en la sociedad ecuatoriana sigue existiendo la intolerancia religiosa. Él dice que todos somos hijos de Dios y, al cuestionarlo sobre el budismo, donde no existe un dios, argumenta que ha leído sobre la vida de Buda y de igual manera es un ejemplo a seguir de amor y respeto a los demás.
 
Aunque en Ecuador las tensiones por motivos religiosos no son frecuentes ni llegan a niveles de violencia armada, en otras partes del mundo se toma un fusil y se lo dispara en nombre de la religión.
Nigeria, en el oeste del África y la nación más poblada del continente (161 millones), es un claro ejemplo. Los musulmanes del norte están enfrentados con los cristianos del sur. La mitad de los habitantes profesa la religión islámica y la otra, la cristiana, y sus conflictos suelen estar cruzados por los enfrentamientos políticos.
 
Otra nación dividida por el tema religioso es Sudán. El norte es musulmán pero el sur, inclinado al cristianismo, obtuvo su independencia en el 2011, tras una larga guerra civil que devastó a esta empobrecida región africana.
 
Pakistán y Afganistán son otras naciones golpeadas por la intolerancia, desatada por la versión radical del islamismo que practican los talibanes, quienes restringen los derechos de las mujeres en las zonas que aún controlan de esos países asiáticos.
 
En Europa existe un debate sobre la ‘islamofobia’, que cada vez aumenta en naciones como Alemania o Francia, con importantes minorías turcas y árabes, en las que se discute el uso del velo en las mujeres, entre otros debates.
 
Redactora: Amelina Espinosa e Isabela Ponce
 
 
 

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