martes, 7 de septiembre de 2010

TU MISION EN LA VIDA

TU MISION EN LA VIDA ES AMARTE A TI MISMO,
AMAR AL PROJIMO Y AMAR AL PADRE.



Si abres tu alma a Dios, te fortalecerá su fuerza y tu sensibilidad y tu cuerpo estarán en tus manos, puesto que tus manos estarán entre las suyas. Si no acoges al Padre te mutilas, eres hombre inacabado, truncado, decapitado, ya que el hombre completo, en el pensamiento eterno del Padre es el hombre de pie y divinizado.

El hombre solo, que se baste a sí mismo, es inimaginable. Si quiere perfeccionarse ha de abrirse libre y de par en par a Dios, que en su amor no se contenta con la existencia que le ha dado, sino que desea además unirse a él y transformarse en El. Pero ras con ras de la tierra, el hombre no está tampoco solo, sino ligado a los demás hombres y a de unirse libremente a ellos en el amor.

Solo el Santo es un hombre acabado que se libro totalmente de sí mismo para acoger en si enteramente al Padre y a toda la humanidad.

Alcanzarás la madurez de tu talla cuando estas unido por el conocimiento y el amor a todos los hombres, miembros del cuerpo de la humanidad de la que tú eres también miembro.

Adquiere conciencia de ti mismo, reconocerás tus límites, estarás dispuestos a acoger a los demás, para completarte y enriquecerte. Cuanto más ames a los otros tanto más perfecta será tu madurez.

Si quieres vivir, debes amar a tus hermanos. Sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a nuestros hermanos. Quien no ama sigue en la muerte. Cuanto más ames a los hombres en extensión y profundidad, tanto más pasarás a la vida, cuanto más te alejes y te separes de ellos, tanto más te destruirás y pasarás de la vida a la muerte.

Desde el momento mismo en que rehusas a un hermano, rehusas al Padre , te destruyes, no eres el hombre que desea el Padre. Quien no ama, sigue en la muerte.
Es estéril quien vive sin amor, el amor es el portador y creador de vida . Siempre ama y darás vida.

Abrirse a Dios es abrirse a los hombres. Hallar a Dios es hallar a los hombres.Comulgar con Dios y comulgar con los hombres.

El nombre no puede amar al Padre si no ama a sus hermanos y no ama a sus hermanos si tolera sin reaccionar a su sufrimiento.

Francisco Guayasamin

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